De Baldor y demás odiados
                    Tenía una profesora tan, pero tan chistosa, que para unas vacaciones de Semana Santa se le ocurrió nada más y nada menos que asignarnos 134 ejercicios de algo llamado factorización que tenía el Álgebra de Baldor. Aquel hecho me hizo pasar del «no me gustan» al «odio las matemáticas» y aunque fue una suma de acontecimientos y profesores la que hizo que no contemplara esta ciencia como carrera (pues mi lucha por entenderla era constante), esta fue la gota que derramó el vaso. Soy consciente  ...                
                
            
